Apenas siendo un niño, Constantin Lascar descubre que las sombras que lo persiguen no son producto de la naturaleza actuando. La oscuridad, que se mueve a conveniencia, y las voces susurrando en sus oídos le confirman que existe un plan funesto del que es parte.
El niño se convierte en su juventud en el Padre Constantin Lascar, un fraile dominicano abocado al estudio del ocultismo, que se ha obligado a sí mismo a no creer en aquello que no puede explicar. Ha aprendido a huir de las voces aunque se esfuerza por darle sentido a aquello que no deja de perseguirlo.
Una misión lo aleja del monasterio de San Marcos para llevarlo a un destino poco esperado en el Principado de Moldavia y es allí donde poco a poco descubre como cada eslabón ha sido unido desde su infancia para cerrar la cadena de eventos hasta el enfrentamiento con ese ser oscuro que nunca ha dejado de observarlo.
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